Cuando el filtrado glomerular forma el filtrado en la cápsula de Bowman, este fluido es empujado a través de las nefronas por la presión. Al pasar por las nefronas, el 99% del filtrado es reabsorbido por los capilares circundantes. Esta reabsorción tiene lugar en todas las nefronas, en las del túbulo proximal, las del asa de Henle y las de los túbulos distales pero siguiendo mecanismos distintos.
En los túbulos proximales se reabsorbe inmediatamente aproximadamente el 65% de todo el sodio. Las células de esta región contienen muchas mitocondrias debido al alto requerimiento de ATP. A la reabsorción de iones de sodio le sigue la de iones de cloro, por atracción electrostática. Además de agua y electrolitos, también encontramos azúcares y aminoácidos en el filtrado que se absorben completamente en los túbulos proximales. Lo mismo sucede con el bicarbonato (HCO3–). El ácido úrico y la urea (productos de desecho) son también reabsorbidos aquí, aunque la urea será secretada de nuevo al final de la nefrona (ciclo de la urea).
Cuando el filtrado sale del túbulo proximal va al segmento descendente del asa de Henle, que desemboca en la médula renal. Esta contiene electrolitos que aumentan en cantidad a mayor profundidad. Esto significa que la presión osmótica aumenta con la profundidad. Como la médula renal contiene mucha sal, el agua será arrastrada por ósmosis. El agua irá a parar a la vasa recta (capilares circundantes). Como consecuencia de esta reabsorción de agua, la concentración de filtrado en la parte inferior del asa de Henle será muy elevada, como la que hay en la médula.
En la parte ascendente del asa de Henle las condiciones son las contrarias. La pared de la nefrona es permeable a los electrolitos que son reabsorbidos desde las nefronas hasta la médula con transporte activo y pasivo. Como consecuencia, la concentración del filtrado en las nefronas disminuye (solo se absorben electrolitos). De esta manera, lo que sucede en el asa de Henle es que se reabsorbe agua (en la parte descendente del asa) y electrolitos (en la parte ascendente), de manera que el filtrado que llega al túbulo distal es menos concentrado que en el glomérulo y contiene solo un 10% del sodio y cloro filtrados y aproximadamente un 25% de agua. El 75% del fluido es reabsorbido en este punto y el filtrado residual es menos concentrado que el de las nefronas.
En los túbulos distales y conductos colectores, la reabsorción es regulada por diferentes hormonas según las necesidades del organismo. Si las circunstancias lo requieren, el contenido total de sodio puede reabsorberse en los túbulos distales o posteriormente en la nefrona. Por otra parte, si no existe influencia hormonal, no se reabsorberá más agua del filtrado tras llegar a los túbulos distales. En este caso, los riñones producen orina menos concentrada porque el filtrado que llega al túbulo distal está menos concentrado que el que llega al glomérulo de la nefrona.